miércoles, 10 de octubre de 2007

IRA

Cuando los hermanos se aborrecen,
cuando la compasión desaparece,
el hombre convertido en bruto
despedaza, rompe, mata, hiere.
El fuego de la fragua de Vulcano
se apodera del corazón envenenado,
de la color de la tez encendida
y de los ojos, en la sangre clavados.

Sangre en la mirada,
sangre en el gesto,
sed de sangre en el alma.

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