lunes, 12 de septiembre de 2011

Leo versos escritos por mí en un tiempo lejano. Sé que lo son porque si busco un verso de ellos en GOOGLE, no encuentro una sola entrada, y están escritos en un pequeño fascículo cuyo prólogo está firmado por el gusano poeta, el absurdo pseudónimo o alias que urdió este que en el presente instante escribe.
Busco en las copias electrónicas que hago regularmente de toda mi actividad laboral y personal y parece que algún tipo de alteración espúrea hubiera borrado todo indicio de ellos. Pero por alguna razón estos versos fueron impresos y encuadernados. Quizás solo para hacerme pasar por el poeta que un día quise ser. Quizás para que una vez haya llegado el momento en que todo pierde su sentido, poder recordar que dentro de mí mismo hay algo por lo que sentirme dichoso. Un solo verso locuaz, una poesía inspirada, una mariposa que revolotee en mi alma y quizás en el alma de otro distinto de mí.

Poesía vermicular, mía,
poesía del gusano humano
el cual pudre la manzana
en cuyo interior vive;

porque hay gusanos que luchan,
leen y escriben versos.

Poesía de este gusano,
de un vermes que se arrastra.
Que no encuentre otra
manzana que malograr.

Si halláramos un paraíso
haríamos de él otro infierno;

porque

por mucha lírica de paz
que escriban cuatro
gusanos locos, siempre habrá
excusas para masacrar.

Porque hay gusanos que muerden
y envenenan las almas.

Sentir

Sentir,
como tormenta eléctrica dentro
de un pensamiento de viento racheado
y empapados los recuerdos de una nube de emoción,
sentir.

Como la frescura de la mañana
de un día que se espera harto ilusionado,
viendo el rojo sol asomando por el horizonte
mientras disfrutas del jugo de tu dulce ambición,
sentir.

Sentir y evocar lo ya sentido.

El sueño más irreal

Soñé que aquella bomba en el desierto
abría un pozo de aguas límpidas
para que bebieran niños sedientos
y hacía crecer un hermoso vergel
de abundantes palmeras, frutales y sarmientos.

Un tanque humillaba su falo bárbaro
dejando surcos de vida en la tierra.
Los proyectiles vacíos cual cántaros
en que servir una digna comida.
Los uniformes y cascos como espantapájaros

con esqueletos de fusil de asalto,
sable y mortero bajo las casacas
y adornados con granadas de mano
que el mayor ruido que hiceran, tal vez,
sería al chocar por el viento racheado.

Nube de sangre y números

Una nube de sangre enturbia los sentimientos
de un pueblo entero;
una nube de sangre de hermano, de amigo,
sangre de uno mismo.
Hay números terribles, números que llenan
de lágrimas los ojos,
esos números que hacen exitosas las obras
de los seres malditos.
Son los números de la guerra y el terror,
de las nubes sangrientas.

*Para Silvia, quizás la única persona que sigue seriamente este mi blog, que ni siquiera yo me lo tomo en serio.

miércoles, 13 de julio de 2011

Bye Die

Hoy que las sombras pasean sin dueño
vamos a ensayar por enésima vez
la certera muerte que nos espera.

Porque muerte es profundo sueño,
también recuerdo y pasado,
de hoy mismo, de ayer, de antaño.

Y el sitio vacío que ayer ocupaba
hoy es muerte porque está yermo.
Ensayemos esta muerte,
que nos quede hermosa la despedida.

jueves, 13 de enero de 2011

Las hojas

Las hojas cansadas miran al suelo,
su orgullo y su fuerza
han perdido el vigor,
quedándoles tan solo el consuelo
de estar en su altura
aunque sea sin verdor.

Amarillean de tristeza y de tiempo,
pasado de frescos rocíos
recuerdos de vida y sol.
Ya saben que nada es eterno,
y en los nervios el frío
es caída, muerte y dolor.