martes, 1 de septiembre de 2009

El triunfo de los malditos

Apesadumbrado
por la inútil preocupación
creada por los medios
comprados;
desbordado
por los acontecimientos
acaecidos en una empresa
de rufianes
capaces
de dejar al pairo
a sus trabajadores
explotados.
Indignado
por los dramas personales
que esa canalla por codicia
va a producir.

Así vivo.
Tenso, agobiado, triste
taciturno, cabreado, insatisfecho.
Así malvivo,
con un pie
en un mundo sin esperanzas
y el otro en un universo carente
de principios.
Atribulado
mi musa me susurra
'Lo que te estás perdiendo.
Se te olvidó vivir'.

Espoleado
por las palabras amargas
del jugo de la verdad
me yergo y grito:
¡Hasta aquí!
¡Ya no más reflexión,
ya no más cavilar!
¡Sea la acción!
Sea la acción,
aun si imprudente y temeraria,
sea perder pero invocando
algún ideal.

Sea huir
de la malicia avarienta
y la podredumbre redorada
para ser pobre.
Sea escupir
en las promesas de los malvados
y las riquezas mal ganadas
de los malditos.
Otra vez
mi musa me sacude para decir
'Ahora que todo perdiste, ahora
ya puedes vivir'