lunes, 6 de octubre de 2008

FADO

Piedra en el músculo,
rayo en la sangre,
el brillo de la noche
en su negro pelaje.

Es un luso de raza
de paso arrogante,
semental de la dehesa
de mil potros padre.

No hay yegua ajena
a su trote elegante,
se encela la hembra
con tenerlo delante.

Al galope la tierra
tiembla y el piso arde.
Tirando del carro de Helios
el día acabara antes.

En otra época fuera
el orgullo de un grande,
el valido de un rey
o un real personaje.