viernes, 28 de septiembre de 2007

Sicilia

En la luz esponjosa de tus atmósferas
perdura siglo tras siglo tu hermosura
en la campiña verdeada por la primavera
y en la aridez estival, entre los olivos
centenarios y los naranjos refrescantes.
Flor azotada por los vientos del desierto
aires africanos que mueven a su paso
tus tres pétalos, Trinacria, tus tres piernas
de mujer, tus tres esquinas, tus tres savias:
vino, aceite y mar. Tesoro del Mediterráneo,
son tus pescadores austeros y rudos,
tus pobladores morenos y altivos, seres
orgullosos supervivientes de mil conquistas.
En los templos erigidos por los griegos,
en las despensas de todos los imperios antiguos,
en las leyendas forjadas por Odiseo navegante
y los dioses que tu piel, sustrato de vida,
pisaron y gozaron para hacerla fértil;
en todo ello te he conocido. Porque he respirado
tus aires, he paseado por tus montes y playas
y he mirado dentro de tu corazón abrasador
a través de los cráteres del Etna ¡Sicilia!

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