Tumbado en tu regazo
en una loma de adormideras,
mi cielo es raptado
por la estrella solitaria:
abro los ojos;
infinitos luceros
salpican el negro:
cierro los ojos.
Importa poco pues cabe
en esta retina
tan insignificante.
Tumbado en tu regazo,
dulcemente embriagado
por tu cariño,
si las horas pasan
no las noto;
si la muerte ronda
no me preocupa,
ni si el mundo revienta
ni si la gente se enferma
ni si pierde el sentido
la palabra precisa.
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